Gracias al Trasvase Tajo-Segura, en la zona del Levante español producimos las mejores frutas y verduras de Europa. Con las nuevas técnicas de regadío, se ha conseguido una mejor racionalización del agua y unos cultivos más fértiles y rentables. Pero los recursos hídricos son limitados y el agua, cada vez más, se convierte en un bien preciado y codiciado por los diferentes sectores económicos, sociales y políticos. A continuación exponemos, más detalladamente, el papel del agua en la vida humana, así como los retos a los que se enfrenta el regadío en general y en la zona del Levante español en particular.
Desde el punto de vista histórico, el agua siempre ha sido el bien más preciado de la humanidad. De hecho, los grandes núcleos de población humana se han concentrado en las orillas de los grandes ríos. Ejemplo de ello son las antiguas y prósperas civilizaciones como la egipcia, cuya vida dependía de las crecidas del río Nilo. Pero el establecimiento en los márgenes de los ríos lo podemos observar en cualquier zona de España. Incluso pueblos pequeños están asentados al borde de las aguas fluviales. Esto ocurre en las cuencas de los ríos Turia, Júcar y Segura y, por supuesto, en el Ebro, de mayor caudal que los anteriores al recibir las aguas de los Pirineos.
En las últimas décadas los recursos hídricos se van mermando cada vez más debido a diversos factores como el crecimiento demográfico, el aumento de la clase media con sus requerimientos de agua, el cambio climático e, incluso, la misma competencia entre los distintos sectores socioeconómicos: agricultura, industria, turismo…
Teniendo en cuenta que el sector agrícola es el que proporciona la alimentación a la población y suple sus necesidades más básicas, es necesario dar cierta prioridad a la agricultura de regadío, por causas diversas como las siguientes:
– Asegura la alimentación de la población.
– Tiene gran importancia socioeconómica, pues crea muchos puestos de trabajo y es fuente de divisas en el Levante, por las exportaciones.
– Es muy importante desde el punto de vista del paisaje, la biodiversidad y el desarrollo rural.
– Actúa como sumidero de CO2, mitigando los efectos del cambio climático.
– Provoca una reducción de la erosión y desertización por el mantenimiento de la capa vegetal.