«Estamos ciertamente aliviados si tenemos en cuenta lo que esperábamos, una sentencia al trasvase sin ningún tipo de remisión y motivada por urgencias políticas», señala el presidente del Sindicato de Regantes del Trasvase (Scrats), Lucas Jiménez.
«Consideramos que el Gobierno, en parte, ha aplicado la lógica de la planificación. Ha reconocido que es fundamental agotar todas las vías de mejora de la calidad de las aguas del Tajo, con obras en modernización de regadíos y mejoras en la regeneración de las aguas residuales al tiempo que marca medidas de control de estas para los próximos años, y así evitar subidas innecesarias de caudales que serían lesivas para el desarrollo social, económico y hasta la preservación medioambiental de la cuenca receptora. En definitiva lo que exige la planificación hidrológica».