La modernización de las infraestructuras de las comunidades de regantes en el Sureste español ha traído grandes beneficios, tanto a nivel de productividad comercial como ahorro de agua.
Sin lugar a dudas, el Trasvase Tajo-Segura ha tenido una incidencia fundamental en esta generación de riqueza. De hecho, los criterios en base a los que se ha producido la modernización de regadíos han sido exportados, con éxito al resto de España y a otros países, dado que las comunidades de regantes de esta parte del país son un referente internacional en la modernización de regadíos desde finales del siglo pasado.
En líneas generales, la modernización de los regadíos del Sureste trae consigo la disminución del agua consumida para el riego y el aumento de la producción agrícola.
Esta optimización de los recursos dimana de dos generaciones de modernizaciones de los regadíos. Durante la primera, se sustituyeron los antiguos sistemas de riego de canales abiertos, con grandes pérdidas por evaporación y filtración, por tuberías que contienen agua a presión. Estos avances propiciaron una gran disminución de pérdidas de agua.
La modernización de segunda generación no incidió tanto como la anterior en el ahorro de agua, dado que el agua ya circulaba por tuberías, sino en la reducción de costes energéticos. Se produjo por la entrada de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en las comunidades de regantes. Estas tecnologías permiten un control exhaustivo por cada metro cubico de agua distribuido.
De esta manera, se perciben los efectos positivos de haber afrontado la modernización de los regadíos en el Levante español: no solo se ha optimizado el uso del agua, sino que también se han creado puestos de trabajo, se ha estimulado el desarrollo rural y se han creado un potente sector agroalimentario, que día a día va aumentando su exportaciones, siendo una fuente de riqueza para nuestro país.
Un éxito que sin el Trasvase Tajo-Segura no hubiera sido posible.