El 17 de junio se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, con objeto de sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de controlar la extensión del desierto, así como valorar y cuidar los recursos hídricos en los cinco continentes.
A nivel global, la desertificación y la sequía afectan a más de 250 millones de personas, perdiéndose más de 6 millones de hectáreas de tierra productiva al año y amenazando 4.000 millones debido a la escasez de agua.
Los principales efectos de la desertificación son el aumento de la pobreza, la inseguridad alimentaria y el deterioro de la salud de la población que vive en las zonas afectadas, y en muchos casos la despoblación de dichas zonas.
Esta es una realidad que nos afecta a todos, no podemos mirar para otro lado. Tenemos la posibilidad y los recursos para hacer llegar el agua a lugares donde es más necesaria. Infraestructuras como el Trasvase Tajo-Segura, lo hacen posible. Juntos pondremos fin a la desertificación.