Fuente: Confederación hidrológica del Júcar.
La mayor parte de la gente, cuando escuchamos la palabra Trasvase, muy probablemente nos llega a la mente la imagen de una de las obras hidrológicas más importantes que ha habido en la historia de España: el Trasvase Tajo – Segura. Pero no debemos olvidar, que además de este, existen otros trasvases en nuestro país que, aunque no tienen la misma magnitud, son también muy importantes para las diferentes comunidades a las que riegan y llenan de vida.
El 27 de mayo de 1420, hace más de 500 años, ya se constataba la presencia de documentación en que los agricultores de Elche pedían el agua del Júcar. Para ello, se planificó un trasvase desde Cortes de Pallás (primer trazado), que a fecha de 2005 estaba realizado en más de un 50% y con una inversión ejecutada superior a los 110 millones de euros. Más tarde, se paralizaba el primer trazado del Júcar-Vinalopó dando paso a un segundo trazado desde el Azud de la Marquesa.
Después de muchos años de incertidumbre, en marzo de 2015 se cerró un acuerdo que garantizaba caudal de riego al Vinalopó desde Cullera y agua potable para abastecer a la población en l’Alacantí. Este esperado acuerdo tan sólo esperaba la carta de naturaleza y que se habilitaran los trámites para el envío del agua, y aunque por fin los agricultores alicantinos parecían ver la luz del final, a día de hoy todavía sigue sin aclarase.
El trasvase Júcar – Vinalopó podría ser la esperanza, junto con el Trasvase Tajo – Segura, para una de las zonas de España que más han sido golpeadas por la escasez de agua de los últimos años. Debemos recordar una vez más la importancia y la necesidad de este tipo de obras hidrológicas, que no dista más que la de compartir un bien en beneficio común y que, además de ser clave para los sectores líderes en nuestro país y nuestra economía, supone continuar dando riqueza y valor a la marca España en el exterior.
